El reciente Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2025), elaborado por la CEPAL y el Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA), revela un panorama mixto. Por un lado, hay señales de optimismo: Chile, Perú y Colombia avanzan en políticas públicas, formación de talento y alfabetización digital. Pero por otro, persiste una brecha crítica en inversión, infraestructura y, sobre todo, en adopción real por parte de las industrias.
Chile lidera el ranking por tercer año consecutivo, destacando en talento humano y estrategias nacionales. Sin embargo, el propio informe advierte que este liderazgo podría ser simbólico si no se traduce en un uso efectivo de la IA en el sector productivo. Perú y Colombia, en tanto, han logrado acortar distancias mediante mejoras en infraestructura digital y formación, pero aún no logran consolidar un ecosistema robusto que impulse la innovación desde dentro.
La paradoja es evidente: tenemos diagnósticos, políticas e incluso talento. Lo que falta es implementación.
Y ahí está el punto clave: no se trata únicamente de invertir en IA, sino de crear las condiciones para que esa inversión rinda frutos. Eso parte por la transformación digital real de las empresas: por automatizar, por dejar atrás los procesos análogos, por confiar en herramientas que ordenen la información, reduzcan el papeleo y preparen a las organizaciones para integrar tecnologías más avanzadas.
No podemos hablar de algoritmos inteligentes si aún firmamos documentos en papel. No podemos aspirar a IA generativa si el flujo de trabajo aún depende de planillas compartidas por correo.
En RUBRIKA lo vemos todos los días: la transformación comienza en lo cotidiano. Digitalizar la gestión documental, automatizar los flujos internos, integrar firmas electrónicas, sistematizar la trazabilidad de documentos… Todo eso no solo reduce costos o riesgos. Prepara a las empresas para pensar con mentalidad digital y actuar con base tecnológica.
Si América Latina quiere pasar de ser una región “adoptante” a una “pionera”, necesita avanzar con sentido de urgencia. No en el discurso, sino en la acción. El desafío ya no es entender el potencial de la inteligencia artificial. Es estar listos para usarla con propósito, estrategia y mirada sostenible.
Daniel Guerrero N.
CEO RUBRIKA
